martes, 19 de junio de 2007

Anécdota, por Priscila (seudónimo)

Un día mi tío y mi tía nos fueron a visitar a casa. Mi mamá estaba conmigo. Estábamos acostadas en una hamaca paraguaya.

De repente, mi tío nos empezó a hamacar muy fuerte, tan fuerte que una cuerda se desató y mi mamá y yo nos caímos. Yo tenía dos meses; ella cayó de espaldas contra el piso, y yo reboté contra la pared y me resbalé detrás de un mueble.

Yo estaba azul, porque no respiraba y mi mamá no me encontraba. Ella me estaba buscando y mis tíos también.

Vino otro tío y preguntó "¿qué pasa?". Mi mamá le contó, desesperada, y mi tío, gritando dijo "pero ella está ahí, está azul". Mi mamá estaba reasustada. Mi tío me daba aire y mis otros tíos también. Al fin lograron que volviera a mi color normal. Después se fueron tranquilos porque yo estaba bien.

Al día siguiente yo amanecí con un chichón, sólo eso, después de que casi me muero.


Priscila (seudónimo)