martes, 19 de junio de 2007

Anécdota, por Claudio Jorge

Yo tenía siete años y estaba con mi papá y mi mamá, haciendo las compras en el supermercado, cuando miré al piso: había una billetera. Como no tenía demasiada viveza, empecé a gritar muy fuerte que había una billetera en el piso y toda la gente me miraba. La agarré y empecé a gritar otra vez, pero esta vez muy fuerte y distinto, "me encontré una billetera" y mientras la sostenía en la mano saltaba y gritaba como loco, y mi papá me miraba con una cara como diciendo que me la guardara.

Esta anécdota termina cuando viene el dueño de la billetera y yo se la doy (a todo esto ni la abrí, pero se la veía bastante gorda).

Lo primero que hizo el dueño fue abrirla para ver si tenía todo, y encima no me dio ni una recompensa para comprarme, no sé, una gaseosa...

Claudio Jorge, 3ro. 4ta.